Daniel Viglietti, DJ contra el imperialismo Un «mix» de música revolucionaria y contra la tiranía

, por Daniel Viglietti

Además de un extraordinario cantautor, Daniel Viglietti es un gran archivista e historiador sonoro. Conserva cantidad de música y ha entrevistado innumerables personas. Para su programa de radio Tímpano se convierte en «DJ» y cada semana comparte sus tesoros en un mix sonoro temático.

El 10 de marzo 2007, en ocasión de la malvenida de Bush al Uruguay, no propone un repaso por la música anti-imperialista del mundo entero. A continuación la des-grabación de este programa, que pueden escuchar acá.

«Hola Amigos,
aquí Daniel Viglietti, en Tímpano, (...)

Ante todo quiero mencionar mi dolor por la pérdida de nuestro tovador Eduardo Darnauchans. Se nos ha ido el Darno, el talentoso compositor e intérprete, el hombre de letras y sonidos, que fiel a sus ideas de cambio, con Tacuarmebó en el corazón, supo atravesar la dictadura con entereza, censurado, tantas veces prohibido, sin entregar su voz al silencio. En medio de sus esperanzas, sus desolaciones y sus sueños, tras una vida poblada de canciones, este trobador, palabra que eleigió más que ninguna Washington Benavides para definirlo, también vencerá a este otro silencio, aparentemente final, porque sus cantos rodarán como semillitas, por más y más oídos, como ha ocurrido más de una vez, incluso desde Tímpano, de donde enviamos a sus familiares y amigos un fuerte abrazo. Pronto retomaremos un largo diálogo que tuvimos con Eduardo Darnauchans hace tiempo.

Este fin de semana está marcado por la visita de un indeseable, y yo creo que el Darno nos perdonaría esta demora en abrazar con un programa su memoria.

(...)

Sobre la visita de George W. Bush, quiero señalar que es representante de un imperio que a través de la historia cambia de nombres, pero no de propósitos. Algunos de esos nombres pueden ser Trumann, con sus bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, Jhonson, Nixon con su guerra contra el pueblo de Vietnam, el mismo Kennedy invadiendo Cuba en la bahía de Cochinos, Reagan contra Nicaragua e invadiendo la isla de Granada, y el clan de los Bush, desde George Bush padre, de ex-director de la CIA a presidente, atacando Panamá y desatando la guerra del Golfo, hasta George Bush hijo, atacando Afghanistan, masacrando al pueblo de Irak, oponiéndose en América Latina a todo intento de independencia económica y de unión entre pueblos hermanos, y cultivando simpre el odio hacia Cuba.

Un imprerio que en el correr de los tiempos va cambiando de jefes, de nombres, y que con pequeños matices, de una administración a otra, mantiene siempre su política de explotación, ocupación y guerra cuando no logra sus propósitos. Desde el poder económico, representado por un Rockefeller, Rockefuller, lindaso el apelativo, diría nuestro inolvidable Carlos Molina, a la larga lista de presidentes rodeados de equipos y asesores, como fue por ejemplo Henry Kissinger, directo implicado en el golpe contra Salvador Allende, en el apoyo a los ejércitos represores de la operación Condor, cómplice de dictaduras como la de Uruguay, entre otras.

Hay argumentos en circulación para explicar esta presencia de Bush en nuestro Uruguay, argumentos protocolares, comerciales, por todos conocidos. Pero no se puede eludir el compromiso de una memoria histórica, de una coherencia con nuestras ideas, ni darle tregua a las responsabilidades de este visitante en tantos crímenes contra la humanidad. No creo necesario acudir a un discurso inflamado para mostrar nuestro desacuerdo. Bastaría pensar, en la historia contemporánea, hablando de nuestra propia tierra, de nuestra propia historia, fue un agente yanqui uno de los principales instructores en tortura y métodos de represión en nuestro país, Dan Mitrione.

Que me perdonen los que quieren desdramatizar o desideologizar el tema, pero nuestros desaparecidos, nuestros lastimados para siempre, compañeras y compañeros con cicatrices abiertas, y los que acompañamos esa memoria sagrada, todos estamos recordando estos días más que nunca una frase del revolucionario José Artigas:

«No venderé el rico patrimonio de los Orientales al bajo precio de la necesisad.»

Tímpano reunirá hoy numerosos ejemplos de como, desde la canción —ese instrumento cultural que trata de escribir la otra historia, la no oficial— como los pueblos, desde la canción han sabido desde siempre denunciar a los imperios.

Quede bien clara la línea de separación entre gobierno y pueblo en lo que decimos, porque bien sabemos nosotros la existencia de otros Estados Unidos que estos del señor Bush, o de Condoleeza Rice, y su corte. Conocemos los Estados Unidos de Martin Luther King, de Malcolm X, Paul Robson, Joan Baez, Pete Seeger, Noam Chomsky, por decir algunos nombres históricos de la parte sana de ese país.

Muy malvenido sea, señor George Bush.»

Pueden oir aca el revigorante mix de canciones anti-imperialista que Daniel nos propone a continuación de esta introducción.